Este niño que ves aquí sería sin duda un prodigio y un hombre sumamente admirado y respetado por todo México y parte del extranjero. Estudió en el ‘Colegio Alemán Alexander von Humboldt’ de la Ciudad de México, donde aprendió alemán, inglés, francés, italiano, sueco y los principios básicos del náhuatl, pues Alberto Moreno, su nombre real, siempre se sintió orgulloso de ser mexicano.
Al concluir sus estudios, Alberto ingresó al Heroico Colegio Militar graduándose como Teniente de Caballería y Administración del ejército mexicano, egresando con altas calificaciones.
No obstante, siendo un joven sumamente culto y con el camino libre para hacer una carrera exitosa como militar, su pasión era en realidad la música y la ópera. Realizó algunos estudios militares adicionales en París y Roma, pero en Europa, donde la música clásica era sumamente popular, le hacían aferrarse a su sueño de algún día, convertirse en un gran cantante de ópera con fama internacional, y que su nombre, Alberto Moreno, fuera reconocido por su voz, pero el destino le negaría este sueño.
Tomaba clases de canto con el famosísimo Maestro José Pierson quien le ayudaría a entrar a la radio debido a su gran talento. Para los 20 años de edad, y ya con una voz educada, canta por primera vez en la XETR interpretando varias arias de ópera, pero en México no le daban el reconocimiento que se merecía.
Se fue a probar suerte al extranjero donde comenzó a generar cierto reconocimiento pero aún así, no despegaba. Seguramente habría recordado que otra opción para él era tomar en serio la posibilidad de aspirar a una carrera en medicina. Como última esperanza, hizo audiciones para el Metropolitan Opera House en EE.UU. luciendo su poderosa voz de tenor, pero al final no sería aceptado, ofreciéndole sólo un lugar como suplente, lo cual él por orgullo rechazó.
Ya sin dinero, tuvo qué trabajar en oficios de toda índole hasta que un día, el productor de cine Gonzalo Varela lo conoció cantando y le invitó a participar en una cinta llamada “La madrina del diablo” y debido a la urgencia economía de Alberto, aceptó interpretando un papel que no era el género que a él le gustaba.
“Yo soy un cantante de ópera y así seguiré”.
Al concluir la cinta, y con algo de dinero, Alberto Moreno regresó a EE.UU. insistiendo en convertirse en cantante de ópera, hasta que un día, alguien le sugirió que mejor dedicara su voz a otro género, pues a Alberto le molestaba que cuando interpretaba boleros, el público enloquecía con él, lo cual no lograba con la ópera.
Alberto vuelve a aceptar otro papel en el cine mexicano y aunque era un mexicano orgulloso de su patria, como músico culto le molestó al principio ponerse el traje de charro y cantar música ranchera, pero ¡vaya sorpresa! Resulta que la música mexicana sonaba muy distinta y superior con él debido a su técnica única, pues debido a que la ópera le había dado una sólida preparación vocal, su voz poderosa y educada sonaba majestuosamente bien interpretando cualquier canción ranchera, llevando dichas grabaciones a límites que ningún otro cantante popular lograba ni de lejos.
Alberto Moreno cambió su nombre artístico, pues Alberto era el cantante de ópera, y ya que su nombre completo era Jorge Alberto Negrete Moreno, esta vez eligió su otro nombre y su otro apellido en su faceta como charro cantor, Jorge Negrete, y el resto fue historia.
Como dato curioso, Ismael Rodríguez quien fue el único que logró dirigir a Negrete con Pedro Infante, comentaba que mientras Pedro Infante tenía una media voz que solo le permitía cantar al oído a la mujer, lo cual a Pedro le molestaba por tener en su opinión un “méndigo chisguetito de voz”, Jorge Negrete era lo contrario, pues con su poderosa voz podía sin problema cantar sin micrófono con toda una orquesta y que su voz llegara a escucharse claramente hasta el último piso del edificio más alto.
Autor: Capitán Cruz
Al concluir sus estudios, Alberto ingresó al Heroico Colegio Militar graduándose como Teniente de Caballería y Administración del ejército mexicano, egresando con altas calificaciones.
No obstante, siendo un joven sumamente culto y con el camino libre para hacer una carrera exitosa como militar, su pasión era en realidad la música y la ópera. Realizó algunos estudios militares adicionales en París y Roma, pero en Europa, donde la música clásica era sumamente popular, le hacían aferrarse a su sueño de algún día, convertirse en un gran cantante de ópera con fama internacional, y que su nombre, Alberto Moreno, fuera reconocido por su voz, pero el destino le negaría este sueño.
Tomaba clases de canto con el famosísimo Maestro José Pierson quien le ayudaría a entrar a la radio debido a su gran talento. Para los 20 años de edad, y ya con una voz educada, canta por primera vez en la XETR interpretando varias arias de ópera, pero en México no le daban el reconocimiento que se merecía.
Se fue a probar suerte al extranjero donde comenzó a generar cierto reconocimiento pero aún así, no despegaba. Seguramente habría recordado que otra opción para él era tomar en serio la posibilidad de aspirar a una carrera en medicina. Como última esperanza, hizo audiciones para el Metropolitan Opera House en EE.UU. luciendo su poderosa voz de tenor, pero al final no sería aceptado, ofreciéndole sólo un lugar como suplente, lo cual él por orgullo rechazó.
Ya sin dinero, tuvo qué trabajar en oficios de toda índole hasta que un día, el productor de cine Gonzalo Varela lo conoció cantando y le invitó a participar en una cinta llamada “La madrina del diablo” y debido a la urgencia economía de Alberto, aceptó interpretando un papel que no era el género que a él le gustaba.
“Yo soy un cantante de ópera y así seguiré”.
Al concluir la cinta, y con algo de dinero, Alberto Moreno regresó a EE.UU. insistiendo en convertirse en cantante de ópera, hasta que un día, alguien le sugirió que mejor dedicara su voz a otro género, pues a Alberto le molestaba que cuando interpretaba boleros, el público enloquecía con él, lo cual no lograba con la ópera.
Alberto vuelve a aceptar otro papel en el cine mexicano y aunque era un mexicano orgulloso de su patria, como músico culto le molestó al principio ponerse el traje de charro y cantar música ranchera, pero ¡vaya sorpresa! Resulta que la música mexicana sonaba muy distinta y superior con él debido a su técnica única, pues debido a que la ópera le había dado una sólida preparación vocal, su voz poderosa y educada sonaba majestuosamente bien interpretando cualquier canción ranchera, llevando dichas grabaciones a límites que ningún otro cantante popular lograba ni de lejos.
Alberto Moreno cambió su nombre artístico, pues Alberto era el cantante de ópera, y ya que su nombre completo era Jorge Alberto Negrete Moreno, esta vez eligió su otro nombre y su otro apellido en su faceta como charro cantor, Jorge Negrete, y el resto fue historia.
Como dato curioso, Ismael Rodríguez quien fue el único que logró dirigir a Negrete con Pedro Infante, comentaba que mientras Pedro Infante tenía una media voz que solo le permitía cantar al oído a la mujer, lo cual a Pedro le molestaba por tener en su opinión un “méndigo chisguetito de voz”, Jorge Negrete era lo contrario, pues con su poderosa voz podía sin problema cantar sin micrófono con toda una orquesta y que su voz llegara a escucharse claramente hasta el último piso del edificio más alto.
Autor: Capitán Cruz
Este niño que ves aquí sería sin duda un prodigio y un hombre sumamente admirado y respetado por todo México y parte del extranjero. Estudió en el ‘Colegio Alemán Alexander von Humboldt’ de la Ciudad de México, donde aprendió alemán, inglés, francés, italiano, sueco y los principios básicos del náhuatl, pues Alberto Moreno, su nombre real, siempre se sintió orgulloso de ser mexicano.
Al concluir sus estudios, Alberto ingresó al Heroico Colegio Militar graduándose como Teniente de Caballería y Administración del ejército mexicano, egresando con altas calificaciones.
No obstante, siendo un joven sumamente culto y con el camino libre para hacer una carrera exitosa como militar, su pasión era en realidad la música y la ópera. Realizó algunos estudios militares adicionales en París y Roma, pero en Europa, donde la música clásica era sumamente popular, le hacían aferrarse a su sueño de algún día, convertirse en un gran cantante de ópera con fama internacional, y que su nombre, Alberto Moreno, fuera reconocido por su voz, pero el destino le negaría este sueño.
Tomaba clases de canto con el famosísimo Maestro José Pierson quien le ayudaría a entrar a la radio debido a su gran talento. Para los 20 años de edad, y ya con una voz educada, canta por primera vez en la XETR interpretando varias arias de ópera, pero en México no le daban el reconocimiento que se merecía.
Se fue a probar suerte al extranjero donde comenzó a generar cierto reconocimiento pero aún así, no despegaba. Seguramente habría recordado que otra opción para él era tomar en serio la posibilidad de aspirar a una carrera en medicina. Como última esperanza, hizo audiciones para el Metropolitan Opera House en EE.UU. luciendo su poderosa voz de tenor, pero al final no sería aceptado, ofreciéndole sólo un lugar como suplente, lo cual él por orgullo rechazó.
Ya sin dinero, tuvo qué trabajar en oficios de toda índole hasta que un día, el productor de cine Gonzalo Varela lo conoció cantando y le invitó a participar en una cinta llamada “La madrina del diablo” y debido a la urgencia economía de Alberto, aceptó interpretando un papel que no era el género que a él le gustaba.
“Yo soy un cantante de ópera y así seguiré”.
Al concluir la cinta, y con algo de dinero, Alberto Moreno regresó a EE.UU. insistiendo en convertirse en cantante de ópera, hasta que un día, alguien le sugirió que mejor dedicara su voz a otro género, pues a Alberto le molestaba que cuando interpretaba boleros, el público enloquecía con él, lo cual no lograba con la ópera.
Alberto vuelve a aceptar otro papel en el cine mexicano y aunque era un mexicano orgulloso de su patria, como músico culto le molestó al principio ponerse el traje de charro y cantar música ranchera, pero ¡vaya sorpresa! Resulta que la música mexicana sonaba muy distinta y superior con él debido a su técnica única, pues debido a que la ópera le había dado una sólida preparación vocal, su voz poderosa y educada sonaba majestuosamente bien interpretando cualquier canción ranchera, llevando dichas grabaciones a límites que ningún otro cantante popular lograba ni de lejos.
Alberto Moreno cambió su nombre artístico, pues Alberto era el cantante de ópera, y ya que su nombre completo era Jorge Alberto Negrete Moreno, esta vez eligió su otro nombre y su otro apellido en su faceta como charro cantor, Jorge Negrete, y el resto fue historia.
Como dato curioso, Ismael Rodríguez quien fue el único que logró dirigir a Negrete con Pedro Infante, comentaba que mientras Pedro Infante tenía una media voz que solo le permitía cantar al oído a la mujer, lo cual a Pedro le molestaba por tener en su opinión un “méndigo chisguetito de voz”, Jorge Negrete era lo contrario, pues con su poderosa voz podía sin problema cantar sin micrófono con toda una orquesta y que su voz llegara a escucharse claramente hasta el último piso del edificio más alto.
Autor: Capitán Cruz
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