¿Por qué una de las empresa de calzado más grandes y queridas de México tenía un nombre extranjero, si en realidad era una empresa 100% mexicana?
Hablamos de Calzado Canadá, aquella marca que acompañó los pasos de miles de familias y que, aunque hoy ya no exista, sigue viva en los recuerdos de todo un país.

Muchos crecieron viendo esos zapatos en los mercados, en las zapaterías de barrio y en los tianguis de cada semana. Eran resistentes, duraderos y famosos por aguantar años enteros. Un par de esos zapatos podía acompañarte en la escuela, en el trabajo o en los domingos familiares. Era un México distinto… un México donde las cosas se hacían para durar.

Pero siempre quedaba la duda:
Si todo era tan mexicano, ¿por qué llevar un nombre extranjero?

La respuesta es sencilla, pero fascinante: fue una estrategia de marketing muy inteligente.
En aquellos tiempos, los nombres que sonaban “de fuera” llamaban más la atención y daban una sensación de prestigio. Era una forma de destacar entre tantas marcas, de quedarse en la mente, de atraer a un consumidor que asociaba lo extranjero con calidad.

Y funcionó.
Calzado Canadá se volvió una marca reconocida, querida, cercana. Una empresa mexicana que, con esfuerzo y visión, logró hacerse un lugar en la vida de millones… usando un nombre que despertaba curiosidad pero que escondía algo mucho más grande: el talento y el trabajo de manos mexicanas.

Hoy, esa empresa ya no existe.
Pero su memoria sigue viva en quienes la usaron, en quienes la vieron crecer y en quienes guardan en el corazón aquellos tiempos en los que un buen par de zapatos podía contar la historia de toda una época.

Porque al final, lo importante no fue el nombre…
Fue la huella que dejó en el México que aún vive en nuestra nostalgia.
¿Por qué una de las empresa de calzado más grandes y queridas de México tenía un nombre extranjero, si en realidad era una empresa 100% mexicana? Hablamos de Calzado Canadá, aquella marca que acompañó los pasos de miles de familias y que, aunque hoy ya no exista, sigue viva en los recuerdos de todo un país. Muchos crecieron viendo esos zapatos en los mercados, en las zapaterías de barrio y en los tianguis de cada semana. Eran resistentes, duraderos y famosos por aguantar años enteros. Un par de esos zapatos podía acompañarte en la escuela, en el trabajo o en los domingos familiares. Era un México distinto… un México donde las cosas se hacían para durar. Pero siempre quedaba la duda: Si todo era tan mexicano, ¿por qué llevar un nombre extranjero? La respuesta es sencilla, pero fascinante: fue una estrategia de marketing muy inteligente. En aquellos tiempos, los nombres que sonaban “de fuera” llamaban más la atención y daban una sensación de prestigio. Era una forma de destacar entre tantas marcas, de quedarse en la mente, de atraer a un consumidor que asociaba lo extranjero con calidad. Y funcionó. Calzado Canadá se volvió una marca reconocida, querida, cercana. Una empresa mexicana que, con esfuerzo y visión, logró hacerse un lugar en la vida de millones… usando un nombre que despertaba curiosidad pero que escondía algo mucho más grande: el talento y el trabajo de manos mexicanas. Hoy, esa empresa ya no existe. Pero su memoria sigue viva en quienes la usaron, en quienes la vieron crecer y en quienes guardan en el corazón aquellos tiempos en los que un buen par de zapatos podía contar la historia de toda una época. Porque al final, lo importante no fue el nombre… Fue la huella que dejó en el México que aún vive en nuestra nostalgia. 🇲🇽👞
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