Esta foto la tomó un vendedor ambulante sentado en una acera y comentó:

"Este perro se sentó a observar cómo los clientes me quitaban la comida y me daban un billete a cambio.

Al cabo de un rato se levantó inmediatamente, trajo un trozo de hoja y me miró con ojos inocentes y esperanzados. Como si quisiera algo de comer, le concedí su deseo a cambio".

Esta historia es un ejemplo perfecto de sencillez e inocencia, en la que incluso un animal intenta comprender el comportamiento humano.
Esta foto la tomó un vendedor ambulante sentado en una acera y comentó: "Este perro se sentó a observar cómo los clientes me quitaban la comida y me daban un billete a cambio. Al cabo de un rato se levantó inmediatamente, trajo un trozo de hoja y me miró con ojos inocentes y esperanzados. Como si quisiera algo de comer, le concedí su deseo a cambio". Esta historia es un ejemplo perfecto de sencillez e inocencia, en la que incluso un animal intenta comprender el comportamiento humano.
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