La Luciernaga - Leyenda Maya
Probablemente somos la última generación que verá luciérnagas: científicos advierten sobre su posible extinción
Las luciérnagas están desapareciendo silenciosamente, amenazadas por la pérdida de hábitat, pesticidas y contaminación lumínica que altera su bioluminiscencia.
La luz artificial interfiere con sus señales de apareamiento, dificultando su reproducción y provocando un drástico descenso poblacional.
Además, el uso excesivo de pesticidas
Los científicos proponen proteger hábitats naturales, reducir el uso de químicos y limitar la iluminación nocturna para evitar su extinción.
La conservación de las luciérnagas es urgente: su brillo podría apagarse para siempre si no actuamos a tiempo.
Cuenta la leyenda que en el Mayab, había un señor que podía curar todo tipo de enfermedades. Cuando los enfermos iban a rogarle que los aliviara, él sacaba una piedra verde de su bolsillo; después, la tomaba entre sus manos y susurraba algunas palabras. Eso era suficiente para sanar cualquier mal.
Una mañana, el señor salió a pasear a la selva; cuando estaba cansado de caminar, se recostó y se quedó dormido, después de un rato, fue despertado por una lluvia y se levanto raudamente para refugiarse, pero por la prisa, no se dio cuenta que su piedra verde se le salió del bolsillo. Al llegar a su casa lo esperaba una mujer para pedirle que sanara a su hijo, entonces el señor buscó su piedra y vio que no estaba.
Muy preocupado, quiso salir a buscarla, pero creyó que se tardaría demasiado en hallarla, así que mandó llamar al cocay para que le ayudase, ya que el cocay, conocía muy bien todos los caminos de la selva y era un insecto muy empeñoso.
El cocay daba vueltas por toda la selva, se metía en los huecos más pequeños, revisaba todos los rincones y las hojas de las plantas. No hablaba con nadie, sólo pensaba en qué lugar estaría la piedra verde. Cuando ya todas las esperanzas de encontrar la piedra verde estaban perdidas, el cocay sintió cómo una luz salía de su cuerpo e iluminaba su camino. Muy pronto halló la piedra y más pronto se la llevó a su dueño.
eñor, busqué en todos los rincones de la selva y por fin hoy di con tu piedra, le dijo el cocay muy contento, al tiempo que su cuerpo se encendía.
"Gracias cocay" - le contestó el Señor - "veo que tú mismo has logrado una recompensa. Esa luz que sale de ti representa la nobleza de tus sentimientos y lo brillante de tu inteligencia. Desde hoy te acompañará siempre para guiar tu vida."
Desde ese momento el cocay (luciernaga) tiene luz propia.
Probablemente somos la última generación que verá luciérnagas: científicos advierten sobre su posible extinción
Las luciérnagas están desapareciendo silenciosamente, amenazadas por la pérdida de hábitat, pesticidas y contaminación lumínica que altera su bioluminiscencia.
La luz artificial interfiere con sus señales de apareamiento, dificultando su reproducción y provocando un drástico descenso poblacional.
Además, el uso excesivo de pesticidas
Los científicos proponen proteger hábitats naturales, reducir el uso de químicos y limitar la iluminación nocturna para evitar su extinción.
La conservación de las luciérnagas es urgente: su brillo podría apagarse para siempre si no actuamos a tiempo.
Cuenta la leyenda que en el Mayab, había un señor que podía curar todo tipo de enfermedades. Cuando los enfermos iban a rogarle que los aliviara, él sacaba una piedra verde de su bolsillo; después, la tomaba entre sus manos y susurraba algunas palabras. Eso era suficiente para sanar cualquier mal.
Una mañana, el señor salió a pasear a la selva; cuando estaba cansado de caminar, se recostó y se quedó dormido, después de un rato, fue despertado por una lluvia y se levanto raudamente para refugiarse, pero por la prisa, no se dio cuenta que su piedra verde se le salió del bolsillo. Al llegar a su casa lo esperaba una mujer para pedirle que sanara a su hijo, entonces el señor buscó su piedra y vio que no estaba.
Muy preocupado, quiso salir a buscarla, pero creyó que se tardaría demasiado en hallarla, así que mandó llamar al cocay para que le ayudase, ya que el cocay, conocía muy bien todos los caminos de la selva y era un insecto muy empeñoso.
El cocay daba vueltas por toda la selva, se metía en los huecos más pequeños, revisaba todos los rincones y las hojas de las plantas. No hablaba con nadie, sólo pensaba en qué lugar estaría la piedra verde. Cuando ya todas las esperanzas de encontrar la piedra verde estaban perdidas, el cocay sintió cómo una luz salía de su cuerpo e iluminaba su camino. Muy pronto halló la piedra y más pronto se la llevó a su dueño.
eñor, busqué en todos los rincones de la selva y por fin hoy di con tu piedra, le dijo el cocay muy contento, al tiempo que su cuerpo se encendía.
"Gracias cocay" - le contestó el Señor - "veo que tú mismo has logrado una recompensa. Esa luz que sale de ti representa la nobleza de tus sentimientos y lo brillante de tu inteligencia. Desde hoy te acompañará siempre para guiar tu vida."
Desde ese momento el cocay (luciernaga) tiene luz propia.
La Luciernaga - Leyenda Maya
Probablemente somos la última generación que verá luciérnagas: científicos advierten sobre su posible extinción
Las luciérnagas están desapareciendo silenciosamente, amenazadas por la pérdida de hábitat, pesticidas y contaminación lumínica que altera su bioluminiscencia.
La luz artificial interfiere con sus señales de apareamiento, dificultando su reproducción y provocando un drástico descenso poblacional.
Además, el uso excesivo de pesticidas
Los científicos proponen proteger hábitats naturales, reducir el uso de químicos y limitar la iluminación nocturna para evitar su extinción.
La conservación de las luciérnagas es urgente: su brillo podría apagarse para siempre si no actuamos a tiempo.
Cuenta la leyenda que en el Mayab, había un señor que podía curar todo tipo de enfermedades. Cuando los enfermos iban a rogarle que los aliviara, él sacaba una piedra verde de su bolsillo; después, la tomaba entre sus manos y susurraba algunas palabras. Eso era suficiente para sanar cualquier mal.
Una mañana, el señor salió a pasear a la selva; cuando estaba cansado de caminar, se recostó y se quedó dormido, después de un rato, fue despertado por una lluvia y se levanto raudamente para refugiarse, pero por la prisa, no se dio cuenta que su piedra verde se le salió del bolsillo. Al llegar a su casa lo esperaba una mujer para pedirle que sanara a su hijo, entonces el señor buscó su piedra y vio que no estaba.
Muy preocupado, quiso salir a buscarla, pero creyó que se tardaría demasiado en hallarla, así que mandó llamar al cocay para que le ayudase, ya que el cocay, conocía muy bien todos los caminos de la selva y era un insecto muy empeñoso.
El cocay daba vueltas por toda la selva, se metía en los huecos más pequeños, revisaba todos los rincones y las hojas de las plantas. No hablaba con nadie, sólo pensaba en qué lugar estaría la piedra verde. Cuando ya todas las esperanzas de encontrar la piedra verde estaban perdidas, el cocay sintió cómo una luz salía de su cuerpo e iluminaba su camino. Muy pronto halló la piedra y más pronto se la llevó a su dueño.
eñor, busqué en todos los rincones de la selva y por fin hoy di con tu piedra, le dijo el cocay muy contento, al tiempo que su cuerpo se encendía.
"Gracias cocay" - le contestó el Señor - "veo que tú mismo has logrado una recompensa. Esa luz que sale de ti representa la nobleza de tus sentimientos y lo brillante de tu inteligencia. Desde hoy te acompañará siempre para guiar tu vida."
Desde ese momento el cocay (luciernaga) tiene luz propia.
