Cuando visitas el Coliseo puedes ver unos agujeros en los muros que nos hacen pensar cómo el paso del tiempo ha dejado cicatrices en su estructura.
Pues bien, son las huellas de la asombrosa ingeniería romana y, también, de su ocaso. Estas perforaciones eran los puntos de anclaje de las abrazaderas de hierro que unían los bloques de travertino que daban forma al esqueleto del edificio.
¿Por qué faltan hoy día? La caída de Roma arrastró con ella el declive de sus magníficos monumentos que, abandonados a su suerte, se convirtieron en canteras para nuevas construcciones.
El valioso hierro de estas grapas era un botín muy apetecible y fácil de extraer, así los anclajes una vez arrancados dejaban una “cicatriz”, los característicos huecos que hoy contemplamos.
#curiosidadesymás #Roma #Coliseo
Pues bien, son las huellas de la asombrosa ingeniería romana y, también, de su ocaso. Estas perforaciones eran los puntos de anclaje de las abrazaderas de hierro que unían los bloques de travertino que daban forma al esqueleto del edificio.
¿Por qué faltan hoy día? La caída de Roma arrastró con ella el declive de sus magníficos monumentos que, abandonados a su suerte, se convirtieron en canteras para nuevas construcciones.
El valioso hierro de estas grapas era un botín muy apetecible y fácil de extraer, así los anclajes una vez arrancados dejaban una “cicatriz”, los característicos huecos que hoy contemplamos.
#curiosidadesymás #Roma #Coliseo
Cuando visitas el Coliseo puedes ver unos agujeros en los muros que nos hacen pensar cómo el paso del tiempo ha dejado cicatrices en su estructura.
Pues bien, son las huellas de la asombrosa ingeniería romana y, también, de su ocaso. Estas perforaciones eran los puntos de anclaje de las abrazaderas de hierro que unían los bloques de travertino que daban forma al esqueleto del edificio.
¿Por qué faltan hoy día? La caída de Roma arrastró con ella el declive de sus magníficos monumentos que, abandonados a su suerte, se convirtieron en canteras para nuevas construcciones.
El valioso hierro de estas grapas era un botín muy apetecible y fácil de extraer, así los anclajes una vez arrancados dejaban una “cicatriz”, los característicos huecos que hoy contemplamos.
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